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Sunday, April 12, 2009

Another Wal-Mart

From a Yahoo! News story: “FRANKFURT (AFP) – Sales women paid five Euros (6.6 dollars) an hour, Asian subcontractors with dubious practices, and counters in the shape of swastikas -- in Germany the success of textile discounter Kik has kicked up a storm. In all, 3,500 Kik workers in Germany, of a total 15,000 worldwide, are paid five Euros per hour and receive the strict minimum in state health and pension benefits according to the services trade union Verdi. "Our workers might have to do more than others, but in exchange they have a secure job," the co-founder of Kik, Stefan Heinig, told German media. In nearly 15 years of activity, Kik, which is majority owned by the German distributor Tengelmann, has steadily gained market share and posted sales of 1.4 billion Euros last year. In Germany or in Eastern Europe, where the company is expanding, the group targets families with kids, "thrifty people and socially weak people," according to its Internet site. According to testimony provided by Verdi member Henrike Greven, staff are watched closely, their bags and even their cars are regularly inspected. At suppliers, such as in Bangladesh, clothing sewers must sometimes work seven days a week at jobs that do not pay a living wage and that have been slammed by the "Campaign for clean clothes." Some are said to employ children. Heinig has acknowledged that could not be ruled out. Kik rejects charges by antifascist Internet sites which call it "a Nazi store." In 2007, clients were shocked to find counters were shaped like swastikas, a symbol used by Nazis and which could be seen in Frankfurt. "It is a completely normal presentation in retail," a spokeswoman said. She said the chain has never been condemned by a court and stressed Kik's commitment "against racism."
Well, well – like they say, there’s no such thing as bad publicity. I had never heard of this Kik thing until today. People, as usual, will always have their priorities in this order: Commerce, Country, and finally, Church. Who cares if the products are sewn by little children? They are cheap and – to the customer - that’s all that matters. Like Clinton said, we’re not about to let a matter like human rights get in the way of our trade negotiations with the Chinese.

Friday, March 13, 2009

Madoff again

From a Yahoo! News story: “Madoff pleaded guilty Thursday to 11 charges, including fraud, perjury and money laundering, in what could be the biggest swindle in Wall Street history. He faces a maximum sentence of 150 years in prison, and the judge immediately jailed him. In arguing for his release, Madoff's lawyers say they would have a difficult time preparing for his sentencing without the ability to see him frequently to review his finances. They say they expect Madoff will be kept in solitary confinement, with limited contact with his lawyers, at the Metropolitan Correctional Center in Manhattan. They point out that Madoff did not flee after his December arrest, even though he "was always cognizant of the fact that he would die in prison." All of this was avoidable. Why does a swindler swindle anyway? Because it's so much fun? A game, perhaps?

Friday, February 20, 2009

Open letter

This is a copy of an open letter to Carlos Slim, one of the richest men in the world. He is not really Mexican though he claims to be. He has been sucking the guts out of Mexico for some time. Denise Dresser, a journalist, lets him have it in this letter.
The letter is in Spanish and I have no clue where it was published. I do know one thing: unless you're very fluent in the language, you'd best move on to another blog. I will have this translated in a few days - for whatever purpose that may serve.

"Estimado Ingeniero: Le escribo este texto como ciudadana, como consumidora, como mexicana preocupada por el destino de mi país y por el papel que usted juega en su presente y en su futuro. He leído con detenimiento las palabras que pronunció en el Foro "Qué hacer para crecer" y he reflexionado sobre sus implicaciones. Su postura en torno a diversos temas me recordó aquella famosa frase atribuida al presidente de la compañía automotriz General Motors, quien dijo: "lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos". Y creo que usted piensa algo similar: lo que es bueno para Carlos Slim, para Telmex, para Telcel y para el Grupo Carso es bueno para México. Pero no es así. Usted se percibe como solución cuando se ha vuelto parte del problema; usted se percibe como estadista con la capacidad de diagnosticar los males del país cuando ha contribuido a producirlos; usted se ve como salvador indispensable cuando se ha convertido en bloqueador criticable. De allí las contradicciones, las lagunas y las distorsiones que plagaron su discurso y menciono las más notables. Usted dice que es necesario pasar de una sociedad urbana e industrial a una sociedad terciaria, de servicios, tecnológica, de conocimiento. Es cierto. Pero en México ese tránsito se vuelve difícil en la medida en la cual los costos de telecomunicaciones son tan altos: la telefonía es tan cara, la penetración de internet de banda ancha es tan baja. Eso es el resultado del predominio que usted y sus empresas tienen en el mercado. En pocas palabras, en el discurso propone algo que en la práctica se dedica a obstaculizar. Usted subraya el imperativo de fomentar la productividad y la competencia, pero a lo largo de los años se ha amparado en los tribunales ante esfuerzos regulatorios que buscan precisamente eso. Aplaude la competencia, pero siempre y cuando no se promueva en su sector. Usted dice que no hay que preocuparse por el crecimiento del Producto Interno Bruto; que lo más importante es cuidar el empleo que personas como usted proveen. Pero es precisamente la falta de crecimiento económico lo que explica la baja generación de empleos en México desde hace años. Y la falta de crecimiento está directamente vinculada con la persistencia de prácticas anti-competitivas que personas como usted justifican. Usted manda el mensaje de que la inversión extranjera debe ser vista con temor, con ambivalencia. Dice que "las empresas modernas son los viejos ejércitos. Los ejércitos conquistaban territorios y cobraban tributos". Dice que ojalá no entremos a una etapa de "Sell Mexico" a los inversionistas extranjeros y cabildea para que no se permita la inversión extranjera en telefonía fija. Pero al mismo tiempo, usted como inversionista extranjero en Estados Unidos acaba de invertir millones de dólares en The New York Times, en las tiendas Saks, en Citigroup. Desde su perspectiva incongruente, la inversión extranjera se vale y debe ser aplaudida cuando usted la encabeza en otro país, pero debe ser rechazada en México. Usted reitera que "necesitamos ser competitivos en esta sociedad del conocimiento y necesitamos competencia; estoy de acuerdo con la competencia". Pero al mismo tiempo, en días recientes ha manifestado su abierta oposición a un esfuerzo por fomentarla, descalificando, por ejemplo, el Plan de Interconexión que busca una cancha más pareja de juego. Usted dice que es indispensable impulsar a las pequeñas y medianas empresas, pero a la vez su empresa -Telmex - las somete a costos de telecomunicaciones que retrasan su crecimiento y expansión. Usted dice que la clase media se ha achicado, que "la gente no tiene ingreso", que debe haber una mejor distribución del ingreso. El diagnóstico es correcto, pero sorprende la falta de entendimiento sobre cómo usted mismo contribuye a esa situación. El presidente de la Comisión Federal de Competencia lo explica con gran claridad: los consumidores gastan 40 por ciento más de los que deberían por la falta de competencia en sectores como las telecomunicaciones. Y el precio más alto lo pagan los pobres. Usted sugiere que las razones principales del rezago de México residen en el gobierno: la ineficiencia de la burocracia gubernamental, la corrupción, la infraestructura inadecuada, la falta de acceso al financiamiento, el crimen, los monopolios públicos. Sin duda todo ello contribuye a la falta de competitividad. Pero los monopolios privados como el suyo también lo hacen. Usted habla de la necesidad de "revisar un modelo económico impuesto como dogma ideológico" que ha producido crecimiento mediocre. Pero precisamente ese modelo -de insuficiencia regulatoria y colusión gubernamental- es el que le ha permitido a personas como usted acumular la fortuna que tiene hoy, valuada en 59 mil millones de dólares. Desde su punto de vista el modelo está mal, pero no hay que cambiarlo en cuanto a su forma particular de acumular riqueza. La revisión puntual de sus palabras y de su actuación durante más de una década revela entonces un serio problema: hay una brecha entre la percepción que usted tiene de sí mismo y el impacto nocivo de su actuación; hay una contradicción entre lo que propone y cómo actúa; padece una miopía que lo lleva a ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Usted se ve como un gran hombre con grandes ideas que merecen ser escuchadas. Pero ese día ante los diputados, ante los senadores, ante la opinión pública usted no habló de las grandes inversiones que iba a hacer, de los fantásticos proyectos de infraestructura que iba a promover, del empleo que iba a crear, del compromiso social ante la crisis con el cual se iba a comprometer, de las características del nuevo modelo económico que prometería apoyar. En lugar de ello nos amenazó. Nos dijo -palabras más, palabras menos- que la situación económica se pondría peor y que ante ello nadie debía tocarlo, regularlo, cuestionarlo, obligarlo a competir. Y como al día siguiente el gobierno publicó el Plan de Interconexión telefónica que buscaría hacerlo, usted en respuesta anunció que Telmex recortaría sus planes de inversión. Se mostró de cuerpo entero como alguien dispuesto a hacerle daño a México si no consigue lo que quiere, cuando quiere. Tuvo la oportunidad de crecer y en lugar de ello se encogió. Sin duda usted tiene derecho a promover sus intereses, pero el problema es que lo hace a costa del país. Tiene derecho a expresar sus ideas, pero dado su comportamiento, es difícil verlo como un actor altruista y desinteresado, que sólo busca el desarrollo de México. Usted sin duda posee un talento singular y loable: sabe cuándo, cómo y dónde invertir. Pero también despliega otra característica menos atractiva: sabe cuándo, cómo y dónde presionar y chantajear a los legisladores, a los reguladores, a los medios, a los jueces, a los periodistas, a la intelligentsia de izquierda, a los que se dejan guiar por un nacionalismo mal entendido y por ello aceptan la expoliación de un mexicano porque -por lo menos- no es extranjero. Probablemente usted va a descalificar esta carta de mil maneras, como descalifica las críticas de otros. Dirá que soy de las que envidian su fortuna, o tiene algún problema personal, o es una resentida. Pero no es así. Escribo con la molestia compartida por millones de mexicanos cansados de las cuentas exorbitantes que pagan; cansados de los contratos leoninos que firman; cansada de las rentas que transfieren; cansados de las empresas rapaces que padecen; cansada de los funcionarios que de vez en cuando critican a los monopolios pero hacen poco para desmantelarlos. Escribo con tristeza, con frustración, con la desilusión que produce presenciar la conducta de alguien que podría ser mejor. Que podría dedicarse a innovar en vez de bloquear. Que podría competir exitosamente pero prefiere ampararse constantemente. Que podría darle mucho de vuelta al país pero opta por seguirlo ordeñando. Que podría convertirse en el filántropo más influyente pero insiste en ser el plutócrata más insensible. John F. Kennedy decía que las grandes crisis producen grandes hombres. Lástima que en este momento crítico para México, usted se empeña en demostrarnos que no aspira a serlo." Denise Dresser February 15, 2009